La estrella de la NBA, Ricky Rubio, ha puesto fin a su etapa en los Estados Unidos tras sufrir mucho con su salud mental: es muy importante
Resulta realmente difícil hablar de la salud mental en un deportista de élite. En numerosas ocasiones tenemos conceptuado que los grandes del deporte no pueden sufrir ningún percance emocional. Para la gran mayoría es muy complicado sentir que no son máquinas ni nada de eso, pero lo cierto es que son personas normales como todos los que estamos en este planeta. Tienen sus altos y sus bajos, y el caso de Ricky Rubio es el mejor ejemplo de ello.
La estrella de la NBA y uno de los mejores deportistas españoles de la historia, ha decidido cortar de raíz su aventura en los Estados Unidos. Él mismo reconocía en su última publicación que ha decidido separar el baloncesto norteamericano de su vida para siempre. Ha cumplido el sueño de cualquier joven niño que lucha para llegar a la mejor liga de baloncesto del mundo. Tiene dinero, salud y muy buenos amigos en este mundo, pero la vida no es solo eso para él ni para nadie. Su camino vital se truncó para siempre por dos duros motivos hace unos años. Uno de ellos fue el fallecimiento de su principal apoyo.
Ricky Rubio es un ídolo de masas y no solo por el baloncesto: la salud mental es clave
Si alguien ha demostrado ser capaz de poner la salud mental sobre la mesa es él. Ricky Rubio es el mejor ejemplo de que los jugadores de la NBA y del resto de deportes también tienen problemas personales. Depresión y soledad están a la orden del día para muchos de ellos, y si no se trata puede tener consecuencias muy trágicas. Después de lo publicado por Ricky, toca profundizar más en el asunto.
Simone Biles, extraordinaria gimnasta estadounidense, tuvo que retirarse de forma momentánea después de la excesiva presión que ha sufrido desde el principio de su carrera deportiva. No es la única, pero sí uno de los casos más mediáticos de los últimos años. Sobrellevar la presión de los medios de comunicación y de los aficionados es prácticamente imposible. Por esa razón, el caso de Ricky Rubio debe ser tomado como un antes y un después no solo para los deportistas, sino para los medios de comunicación y los seguidores. Entre todos tenemos que construir una sociedad en la que la salud mental sea la más absoluta de las prioridades.
La presión puede ser buena, pero siempre con moderación. También hay que entender que no todos pueden soportar ser el foco mediático en todo momento, y eso no quiere decir que sea malo o peor que el resto. Los deportistas y los famosos también son personas y no deben ser tratadas diferente al resto. Hay que normalizar la salud mental y saber que es más importante que un partido o que un campeonato. Todo puede y debe cambiar en 2024.