En la CNN, medio prestigioso de Estados Unidos, se realizó un informe sobre un monumento gallego que tanto está fascinando en el país.
Son millones los que a la hora de pedir un deseo para el 2024, pidieron viajar más, recorrer más lugares, comer otros platos, conocer otras culturas y visitar más reliquias. En la CNN, prestigioso medio estadounidense, hablaron en los últimos días sobre un monumento gallego que está fascinando en el país del norte de América. Se trata del faro romano en funcionamiento más antiguo del mundo, una construcción que empieza en el siglo I y está alimentada de mitos y leyendas.
Estamos hablando ni más ni menos que de la Torre de Hércules, ubicada en la costa de la ciudad de A Coruña. Para entender su importancia, esta misma torre lleva casi dos milenios en funcionamiento, siendo una guía para los barcos que se acerquen a este costado gallego. La Unesco, por este motivo, la nombró en 2009 como Patrimonio de la Humanidad. Y vaya que bien merecido lo tiene…
La Torre de Hércules, una historia de novela y fantasía
Actualmente, la Torre de Hércules tiene una plata cuadrada y un interior que está compuesto en tres niveles: el primero, por ejemplo, es una estructura realizada por los propios romanos. Todo está alzado sobre una roca de 57 metros de altura. La torre, por supuesto, representa todo un símbolo para la ciudad, un punto obligatorio para todos los turistas. Coruña, además, presenta el paseo marítimo más largo de Europa.
La historia de la Torre de Hércules, como ya hemos citado, empieza en el siglo I cuando los romanos comenzaron su construcción. El primer objetivo fue para apoyar y controlar las rutas comerciales de aquel entonces. Se sabe que los romanos querían conquistar y expandirse todo lo posible. Y ese objetivo no se lograba de otra manera que utilizando la fuerza.
La torre sirvió también como defensa de una ciudad. Y vaya anécdotas acumuló en estos casi 20 siglos de existencia. Claro que tuvo que afrontar a su vez distintas reformas. De su aspecto original, conserva su interior, que lleva un revestimiento llevado a cabo a fines del siglo XVIII.
Un detalle simbólico: si se acercan a la torre, verán una inscripción en latín que se encuentra grabada en una roca. Podrán leer “Gaio Sevio Lupo”, que es el nombre del arquitecto que construyó ese enorme monumento. La firma, como dato elocuente, corresponde a la época romana.