Las elecciones gallegas del 18 de febrero plantean si en un futuro se puede pensar en una Galicia separada de España.
Las elecciones gallegas del 18 de febrero ya quedaron atrás. Los resultados están a la vista. En primer lugar, la sociedad de esta comunidad autónoma se expresó en las urnas y es momento respetar esa expresión democrática. Por otra parte, llega también el momento de un análisis profundo, de reflexionar que está pasando en este rincón del país, donde cada vez se plantea más seguido una pregunta que parecía estar completamente silenciada: ¿se puede pensar en una Galicia separada de España?
La respuesta, si la llevamos sólo a este presente, evidentemente es negativa. El Partido Popular volvió a obtener la mayoría absoluta en las elecciones de 2024, tal como había sucedido en las últimas del 2020, y tal como viene sucediendo casi siempre desde que Manuel Fraga decidió crear un PP fuerte en tierras gallegas, un PP casi invencible en las urnas. Ahora bien, si la respuesta la llevamos al futuro, la incertidumbre es enorme: el crecimiento veloz del Bloque Nacionalista Galego no se puede esconder debajo de una alfombra y enciende más de una alarma.
El BNG no para de crecer y continúa generando varios interrogantes
Las pruebas están sobre la mesa: el Partido Popular, en Galicia, logra otra vez una mayoría absoluta, algo que casi nadie puede lograr en cualquier elección del mundo cuando se presentan tantos partidos diferentes. A pesar de obtener dos diputados menos que en el sufragio de hace cuatro años, la victoria es contundente.
¿Pero qué pasa si analizamos la última elección con otras gafas? En las elecciones del 2020, el BNG, partidario de una Galicia más autonómica, más fuerte y más alejada de España, ya había logrado un récord en cuanto a votos. Lo hizo consiguiendo el ingreso de 19 diputados en el Parlamento, convirtiéndose así en la segunda fuerza más importante de Galicia, detrás del PP. Ahora, cuatro años después, no sólo volvió a ratificarse como segunda fuerza, sino que además continuó creciendo. Y vaya cómo lo hizo: de 19 diputados pasó a 25.
Si medimos las cifras en porcentajes, aparece otra claridad. El 47,36% de los votantes (700.491 personas) fueron para el PP. El 31,57% (467.074 personas) votaron al BNG. Más del 30% de los habitantes, no fue a votar (hubo una participación del 67,3%). Esa diferencia entre un PP muy español y un BNG muy gallego continúa achicándose con los años. Y si encima tenemos en cuenta que las nuevas generaciones gallegas se inclinan más por el Bloque, no está mal empezar a generarse la pregunta del titular de este artículo: ¿por qué se puede pensar en una Galicia separada de España?