La primera semifinal entre Real Sociedad y Mallorca tuvo un mismo protagonista y antagonista para los locales: Mikel Oyarzabal
El fútbol es bonito e inesperado a partes iguales. Pero, en ocasiones, ese factor sorpresa provoca injusticias o desgracias como la que vivió en la noche del martes Mikel Oyarzabal.
El capitán txuri-urdin cayó lesionado el pasado 2 de febrero ante el Girona y, desde entonces, no volvió a vestirse de corto hasta la semifinal contra el Mallorca. Mikel sabía de la trascendencia del choque y, a pesar de llegar entre algodones y forzando, quiso estar ahí por si los suyos le necesitaban.
La Real Sociedad no se encontró cómoda en ningún momento
El partido comenzó con el guion esperado. Una Real Sociedad con mucho mayor porcentaje de posesión de balón y un Mallorca muy intenso con un fútbol mucho más directo. A pesar del control de balón, los locales ni mucho menos se sintieron cómodos durante la primera parte. El conjunto dirigido por Aguirre supo jugar muy bien sus cartas y provocó impotencia y desesperación en los muchachos de Alguacil.
La segunda parte prolongó la tónica predominante del encuentro. Sin embargo, un desajuste defensivo de la zaga realista, provocó que Giovanni González llegara desde segunda línea para rematar de cabeza y subir el primero al luminoso.
De héroe a villano, la noche de Mikel Oyarzabal
Pues bien, teniendo en cuenta el contexto, Imanol Alguacil miró a la banda y decidió que el momento de Mikel había llegado. El capitán de la Real Sociedad acudió encantado a recibir las últimas indicaciones del míster y se dispuso a saltar al verde. Fíjense cómo es el fútbol que prácticamente en el primer balón que tocó Oyarzabal, el ariete vasco envió el esférico al fondo de las mallas para desatar la locura en el Reale Arena. La euforia entre la afición era palpable en sus caras que admiraban insólitos como su jugador franquicia había acudido a su rescate.
El fútbol, en esa ocasión, fue justo. Mikel se lo merecía. Después de forzar, de acortar plazos para estar en la cita más importante de su equipo… debía ser él, quién si no. Sin embargo, este deporte tan sumamente impredecible quiso mostrarnos la otra cara del fútbol con un mismo protagonista en común. Desde el tanto de Oyarzabal, la igualdad se mantuvo en el marcador hasta el minuto 120’. Pues bien, justo entonces, cuando el choque se determinaría desde el azar de los penaltis, la gran especialidad de Mikel, fue precisamente el ‘10’ txuri-urdin quien erró el lanzamiento que privaría a la Real Sociedad de disputar la final de la Copa del Rey.
¡Qué injusto! Qué injusto es el fútbol cuando menos te lo esperas. No obstante, sea como fuere, Oyarzabal debe saber que el amor y el cariño de la gente de San Sebastián lo tendrá para siempre, ahora más que nunca. La parroquia blanquiazul es consciente de lo que ha arriesgado el internacional con España para jugar ese partido y un desafortunado penalti no va a trastocar el eterno legado del capitán txuri-urdin con su Real Sociedad.