Gran parte de los artículos del Reglamento del Congreso se corregirán para fomentar el lenguaje inclusivo. ¿Estás de acuerdo?
¿Polémica a la vista o sólo una cuestión de adaptación consensuada? Lo concreto es que el Gobierno de España anunció que ya tiene prácticamente lista una nueva versión del tan problemático Reglamento del Congreso, reglamento que estará escrito a partir de ahora con lenguaje inclusivo. Dicha reforma, por cierto, ya se aprobó en septiembre. Sin embargo, sigue generando críticas, por un lado, y debates interesantes y productivos, por el otro.
El Gobierno informó además que este nuevo Reglamento, que pretende ser leído sin discriminación de género, fue supervisado por un grupo de trabajo integrado por distintos partidos políticos. Además, no nace de la opinión de una sola persona. En estas correcciones participó la propia presidenta del Congreso, Francina Armegol (PSOE). Esta estuvo acompañada a su vez por Esther Gil de Reboledo (SUMAR), Isaura Leal (PSOE) y Carmen Navarro (PP). Ya avisaron que, para llevar a cabo esta reforma, se tuvieron que tocar gran parte de los 207 artículos, como así también algunas de sus disposiciones.
Cambios en el lenguaje a través de la política española, ¿cambios positivos?
Ahora bien, ¿cuáles son algunos de esos cambios en el Reglamento? Se intenta, en primera medida, eliminar el masculino genérico, haciendo uso del desdoble: diputados y diputadas. Por otra parte, se incluyen además términos que son neutros como “presidencia” en lugar de “presidente”. Así es como el “Reglamento del Congreso de los Diputados” pasará a llamarse “Reglamento del Congreso”.
¿Qué papel juega aquí la Real Academia España? Dio su opinión al respecto, por supuesto. Recomendó que se evite el uso del arroba o las letras “e” y “x”. Y alertó que el hecho de forzar la gramática de manera artificial no equivale a avanzar en la igualdad, más allá de la frase que resaltan desde el Congreso: “lo que no se nombra, no existe”.
La RAE argumentó a su vez que “no se apoya la igualdad de los hombres y las mujeres pidiendo a los ciudadanos que hagan constantes equilibrios sintácticos, morfológicos y léxicos”. Es decir, el lenguaje cambia cuando se cambia en la calle. Nunca un lenguaje se cambia desde arriba, ni por una orden de cualquier Congreso. La forma de hablar se modifica con el uso de las personas comunes y es la propia academia la que debe tomar nota de esas modificaciones. El lenguaje inclusivo ha entrado en la política española.