Las bebidas energéticas arrasan entre los jóvenes que se ven seducidos por el marketing y las grandes campañas publicitarias
Las bebidas energéticas, con sus grandes campañas de marketing, se han puesto de moda entre los adolescentes, situando el año pasado como la cumbre del consumo de este tipo de bebidas que han encontrado en los jóvenes un segmento importante donde se sustentan sus ventas.
Un estudio ha demostrado que el impacto que tienen estas bebidas sobre los jóvenes entre edades comprendidas de los 14 a los 18 años no son buenas. El Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) revela que 2023 es el año donde más se ha consumido desde que empezara a ponerle el foco en 2014, situándose la cifra en 47,7%, donde un 19,5% indicaba que en el último mes la habría combinado con bebidas alcohólicas.
Dentro de las potentes campañas de publicidad que realizan estas bebidas destaca la descripción que se realizan sobre ellas. Aquí se destaca que se trata de una bebida destinada a refrescar y aumentar el aguante físico. Todo ello indicado a que se tenga un aporte de energía extra en momentos donde el cuerpo lo necesite.
Los problemas derivados de las bebidas energéticas
Dentro de la composición que tiene se registra un alto grado de cafeína. También contienen taurina, un estimulante, o ginseng o guaraná. Pero la realidad también indica que tienen importantes consecuencias en la actividad cerebral debido al exceso de agitación que provoca en el sistema nervioso central a la vez que en el sistema cardiovascular. Por no hablar de que puede provocar problemas y trastornos alimenticios que deriven en enfermedades importantes en los adolescentes como la obesidad.
El consumo continuado de esta bebida también está asociado a los problemas de hipertensión. Además de provocar otras sintomatologías perjudiciales para la salud como por ejemplo mareos, opresiones en el pecho, pérdida del sueño, sobreexcitación o problemas digestivos. De hecho, el Ministerio de Sanidad quiere controlar la ingesta de estas bebidas en menores de edad. También se ha evidenciado que el alcohol ha aumentado en los menores mezclándolo con estas bebidas. Esto deriva igualmente en el consumo de tabaco y otro tipos de drogas como cannabis, éxtasis o cocaína.
Practicar alguna disciplina deportiva o tener otro tipos de tareas hacen que los jóvenes no accedan al mercado de estas bebidas. Se ha comprobado que su consumo es menor en adolescentes que tienen que una segunda actividad a la que dedicar su tiempo por las tardes, una responsabilidad a la que atender. En el Norte y el Levante español es donde más se produce la ingesta de estas bebidas.