La familia real británica vive momentos de incertidumbre que están haciendo tambalear los cimientos de un pilar fundamental en Reino Unido.
La monarquía británica está en olas bajas y la prensa inglesa se mantiene tajante a la hora de hablar del “declive de los Windsor”. La preocupación por la institución va en aumento debido a cuestiones de salud y desgobierno por parte de varios de sus componentes. La baja del rey Carlos III, diagnosticado de cáncer, y la de Kate Middleton, que aún se recupera de su cirugía abdominal, han dejado bajo mínimos el Palacio de Buckingham. Mientras tanto, la reina Camilla Parker ha asumido “a medias” las riendas de la corona, a la vez que el príncipe Guillermo trabaja a medio gas para ocuparse de su esposa y su familia.
En septiembre de 2022, Reino Unido celebraba la llegada de un nuevo monarca, Carlos Mountbatten-Windsor, proclamado Carlos III. Un hombre de 74 años que llevaba medio siglo esperando heredar la corona de manos de su madre, la reina Isabel II, quien falleció unos días antes. Hoy, más de un año y medio después, los cimientos de aquella monarquía que durante décadas reinó lustrosa en Europa, se tambalean. Mientras el pueblo se pregunta si su sucesor ha sido la mejor opción.
Todos los fallos que ha cometido la familia real británica y que desvelan la vulnerabilidad de la Institución
Los últimos acontecimientos que han rodeado Buckingham no han hecho sino agravar la preocupación y el descontento generalizado de la sociedad británica. El blindaje de información a cerca del estado de salud de Kate Middleton ha hecho aflorar las especulaciones y rumores acerca de su figura en la familia. Mientras en paralelo, la baja médica de Carlos III dejaba un vacío en la corona al delegar sus funciones en Camilla Parker, la reina consorte. Quien abrumada por el sinfín de actos públicos, decidió tomarse unas semanas de vacaciones dejando sin representación a la institución.
Por su parte, el príncipe Guillermo, heredero al trono, ha reducido sus compromisos oficiales para poder cuidar de su esposa y su familia. El príncipe Andrés ha desparecido de la agenda real tras el escándalo del ‘caso Epstein’. Y, el príncipe Enrique esta fuera de la familia real y vive lejos en California. Frente a este descontrol e inestabilidad real, la sociedad británica se pregunta: ¿quién está al mando de la monarquía?
Pero la falta de representación en la corona, un pilar fundamental en Reino Unido, no es el único fallo que se ha cometido estos últimos meses. La larga enfermedad de la princesa de Gales y la escasa información acerca de ello, ha generado una polémica real nunca antes vista. Su larga ausencia sugiere un diagnostico serio, sin embargo desde palacio insisten en que todo está bien y en mantener en secreto la causa de su operación abdominal.
Manipulación y errores de comunicación
La opinión pública lleva semanas especulando sobre la salud de la princesa Catalina, lo que ha provocado una serie de apariciones públicas forzadas a modo de prueba. La primera hace unas semanas cuando se dejó fotografiar en un coche de copiloto con su madre. Una imagen que lejos de aminorar la situación, la agravó. Y, la segunda, este pasado fin de semana, en el Día de la Madre en Reino Unido. Un ocasión especial que desde el Palacio de Kensington vieron como una oportunidad. La futura reina de Inglaterra publicó una imagen familiar junto a sus hijos para felicitar su día como progenitora. Una fotografía realizada por el propio Guillermo y supuestamente editada por ella. Sin embargo, la visible manipulación de la imagen ha vuelto a alimentar los bulos y teorías conspiratorias sobre la gravedad de su estado.
Esta decisión sobre la gestión de su convalecencia ha sumido a la familia real británica en una grave crisis de comunicación, imagen y credibilidad. El caso ha dejado al descubierto los problemas de comunicación de la Casa Real y ha reabierto un debate interminable sobre la transparencia y privacidad de la institución. Todo esto en medio de una falta de gobernabilidad y representación y de un gran descontento generalizado.